Si es que la sabiduría popular no falla. Tómate un respiro y haz estos 3 ejercicios de respiración, para sentirte mejor contigo mismo y dejar que la felicidad que hay en ti inunde todos los poros de tu pie.
Porque nuestro cuerpo es sabio y una máquina perfectamente engrasada, que se adapta a todo. Pero a veces el ambiente, las circunstancias, los problemas del día a día, hacen que empecemos a agobiarnos, a sentirnos angustiados y a ver nubarrones por todas partes. Y, ¿cómo reacciona tu cuerpo? Se encoje, buscando una protección a todo lo externo que le puede dañar. Por eso, cuando nos angustiamos notamos que nos cuesta respirar, que nos duele la espalda, que nos hacemos más pequeños…
Así que estírate, levanta la mirada, y dile a tu cuerpo que todo va a ir bien. Y, ¿Cómo le vas a hablar? Respirando. Pero respirando de verdad. Porque, aunque cueste creerlo, los occidentales, en general, no sabemos respirar bien. Inspiramos y expiramos lo justo para mantenernos vivos, pero no le sacamos todo el provecho al proceso de respiración. Así que, busca un lugar cómodo y tranquilo, con una temperatura agradable, y vamos a empezar.
Respiración consciente, para ganar serenidad
Prestar atención a como respiramos es el primer paso para valorar como nos puede ayudar a serenarnos. Así que:
De pie y con las rodillas ligeramente dobladas, alarga la columna de modo que el coxis (la parte inferior de la espalda) quede lo más bajo posible. Eso hará que la barriga se te meta para dentro.
- Alarga la parte posterior del cuello, de modo que la barbillase acerque al mentón.
- Levantalos brazos mientras haces una gran inspiración por la nariz y dejas que tu caja torácica se expanda.
- Empieza a exhalarel aire por la boca mientras intentas mantener la caja torácica expandida, y bajas poco a poco los brazos. Al mismo ritmo que vas soltando el aire.
Repite de 5 a 10 veces.
Respiración diafragmática, para el bienestar físico y mental
Este tipo de respiración, largo y pausado facilita la oxigenación y ayuda a relajar, dos puntos básicos para cuidarnos en cuerpo y mente. La forma más cómoda de practicarla en tumbado boca arriba, con los pies separados, las rodillas flexionadas y apoyadas una contra la otra:
- Coloca las manos bien abiertas sobre tu barriga.
- Aumenta tu respiración ligeramente y siéntela. Para ello centra tu atención en las manos y nota cómo suben y bajan.
- Al inspirar por la nariz, deja que tu barriga se llene de aire, pero hazlo libremente, sin forzar.
- Al espirar (por la nariz o por la boca, como prefieras) deja que el aire salga sin retenerlo y sin apretar. Como máximo presiona ligeramente con tus manos hasta que la barriga se deshinche ligeramente. Pero siempre sin forzar.
Mantén esta respiración durante unos minutos. Con el tiempo la aprenderás e interiorizarás, porque la intención es que la vayas practicando espontáneamente a lo largo del día, y en cualquier posición. Tu cuerpo, tu mente y tu bienestar te lo agradecerán.
Respiración fuelle, para cargarte de energía
Esta forma de respirar libera tu energía interna y te da vitalidad y alegría:
- Cierra los ojos y coge aire profundamente y empieza a inspirar y expirar profundamente durante 5 veces seguidas.
- A la quinta espiración, en lugar de dejar salir el aire con normalidad, retenlo unos segundos, encoje el abdomen y expira con todas tus fuerzas por la nariz.
- Vuelve a respirar profundamente y con normalidad, y al expirar, hazlo esta vez de forma intermitente: suelta un poco y reten, suelta otro poco y retén, así hasta que lo expulses todo. Intenta que sean unas 12 bocanadas.
- Repite el ejercicio desde el inicio, con las 5 respiraciones profundas. Y en total intenta hacer 12 ciclos completos.
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