En busca de la Vitamina D

La vitamina D es esencial para disfrutar de una buena salud. La necesitamos para que nuestras defensas funcionen bien, para que nuestros huesos y dientes estén fuertes e incluso es esencial para modular la reproducción y diferenciación celular.

En los meses más fríos conviene tomar el sol, así ganaremos optimismo, mejorará nuestra inmunidad y ayudaremos a reponer las reservas de la necesaria vitamina D.

Las funciones de la vitamina-D  son muchísimas. Es una vitamina que actúa como si fuera una hormona, entra en las células y es capaz de contribuir a regular su funcionamiento. Si quieres saber más puedes asesorarte en tu tienda de dietética donde un nutricionista podrá explicarte más sobre esta vitamina.

Vitamina D y sistema inmune

La vitamina D, una vez activada y convertida en calcitriol, modula y activa la diferenciación y proliferación del sistema inmune. Que quiere decir esto. Pues que la vitamina D no activa de forma indiscriminada nuestras defensas, sino que lo hace modulando, ayudando a que funcione adecuadamente nuestro sistema inmune.

Activa nuestras defensas haciendo que seamos más resistentes a todo tipo de infecciones, desde infecciones respiratorias causadas por virus. El tema es muy complejo, pero para que te hagas una idea, la vitamina D activa la capacidad antimicrobiana de los macrófagos y los monocitos, dos tipos de células que forman parte de tu sistema inmune, y lo hace activando su capacidad de quimiotaxis y fagocitaria. Que quiere decir eso. Que la vitamina D hace que estas células reconozcan más rápidamente los posibles agentes infecciosos y que los destruyan más activamente.

Tomar el sol ayudaba a las personas con tuberculosis. Ahora podemos deducir que era la vitamina D que se produce al exponernos al sol la que debía subir las defensa y ayuda a estos enfermos.

En paralelo, la vitamina D, también ayuda a tu sistema inmune a mejorar su memoria, lo que llamamos la inmunidad adquirida, que hace que cuando has pasado una infección quedes inmunizado. ¿Cómo lo hace? Actuando sobre tus linfocitos T y B, haciendo que proliferen y se diferencien y de ese momo guarden la memoria ante esos virus y bacterias que ya has superado.

Pero ya hemos dicho la vitamina D activa y modula la respuesta del sistema inmune. Qué quiere decir “modula” y que importancia puede tener. Pues bien, en algunas situaciones nuestras defensas se disparan de una forma poco controlada y pueden causarnos algunos daños. Lo habitual es que no suceda, pero cuando eso pasa pueden aparecer problemas de autoinmunidad, asma o inflamación. Ahí la vitamina D ayuda a regular estos estados y aliviarlos. Por ejemplo, se ha visto que ayuda en casos de asma y de enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo I, la artritis reumatoide o la psoriasis entre otras.

Vitamina D y calcio

Una de las funciones más conocidas de la vitamina D es su acción sobre el metabolismo del calcio. Esta acción se da sobre todo a 3 niveles.

1.       Ayuda a mejorar la absorción del calcio de la dieta en el intestino.
2.       Favorece que el calcio llegue hasta el tejido óseo y se fije, ayudando a que huesos y dientes y estén más fuertes.
3.       Mejora la recuperación del calcio en los riñones, evitando que lo perdamos a través de la orina.

Entra y mira nuestro artículo Vitamina D, huesos, músculos y defensas en forma si quieres investigar más.

¿Nos falta vitamina D?

La vitamina D es muy curiosa. La encontramos en los pescados grasos y en las setas, y como todas las vitaminas es esencial para nuestro organismo. Sin embargo, a diferencia del resto, nuestro cuerpo puede fabricarla con ayuda de la radiación solar. Con esa lógica, en países soleados como España no debería ser deficitaria, pero la realidad es que sí lo es.

Por qué apunta sobre todo a dos factores:

1.     Cada vez hacemos más vida en interior y nos exponemos menos al sol. Estar dentro de casa y en lugares cubiertos hace que no podamos producir nuestra propia vitamina D.
2.     Cada vez usamos más protectores solares, y éstos al igual que bloquean los rayos para prevenir el cáncer de piel, también impiden que los rayos solares nos ayuden a sintetizar vitamina D.

Pero, aunque estos dos factores nos influyen a todos, hay una parte de la población que aún los debería tener más en cuenta y son las personas más mayores. La razón es que a medida que envejecemos necesitamos mayor cantidad de vitamina D. De hecho, las recomendaciones de ingesta diaria son desde el nacimiento hasta los 70 años son de

15 microgramos al día. Y si tienes más de 70, necesitas más, unos 20 microgramos al día.

Peor en invierno y si estamos en confinamiento

En invierno los rayos del sol llegan con un ángulo más inclinado y eso les resta fuerza, por ese motivo la deficiencia en vitamina D se agrava en esta estación. Así que para prevenir problemas es recomendable tomar el sol regularmente, tanto en invierno como en verano y hacerlo sin protección solar. Para evitar problemas de piel y el temido cáncer, podemos tomarlo a primeras horas y por la tarde, y en periodos de tiempo corto, pero de al menos 10 minutos. Y por supuesto también podemos recurrir a suplementos de vitamina D, como las perlas de aceite de hígado de bacalao, que nos garanticen que esa vitamina no nos va a faltar.

¿Qué pasa si falta vitamina D?

Las vitaminas grasas como la vitamina D tardan en mostrar deficiencias porque nuestro cuerpo tiende a acumularlas. Pero si no las reponemos adecuadamente acaban faltándonos. Como las funciones de la vitamina D están tan relacionadas con la regeneración de tejidos y el sistema inmunitario, su falta se asocia con:

• Mayor riesgo de osteoporosis, fracturas óseas y de caídas.
• Mayor incidencia de infecciones, sobre todo respiratorias.
• Más predisposición a desarrollar cáncer de colon, de mama y otros.
• Mayor probabilidad de desarrollar problemas dermatológicos como eczemas y psoriasis.

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