Entrevistamos a Miriam Algueró

Miriam Algueró es health coach por el Institute for Integrative Nutrition de New York y se ha especializado en el acompañamiento en situaciones de cáncer. Los servicios que presta están disponibles en su web.

Su trabajo tiene además otras dimensiones: es fundadora y presidenta de la Asociación de Oncología Integrativa y el pasado mes de septiembre ha visto la luz su libro “Acompañar el cáncer” (con el subtítulo “Guía para cuidar a tu ser querido durante su enfermedad”).

Y es que Miriam, en base a su experiencia personal y profesional ha creado un servicio absolutamente novedoso dentro en el campo de la oncología integrativa: asesorar que terapia complementaria es la más adecuada en cada situación y, empatizando con los cuidadores, darles sabias pautas prácticas para su propio autocuidado.

Miriam, impresiona ver toda la información y servicios que ofreces en relación con el cáncer y la calidad de vida… ¿cómo empezó todo?

Fue a través de una experiencia personal. Mi padre murió de cáncer linfático y 3 años después mi madre fue diagnosticada de un cáncer cerebral en estadio IV

Terminal…

Efectivamente, la prioridad por lo tanto pasó a ser su calidad de vida, y en ese camino me di cuenta que había un vacío de información y orientación para personas que pasaban por una situación como la mía.

¿De que tipo de información hablamos?

De cómo cuidar a los enfermos desde la rutina diaria (comida, ejercicio físico…), de cómo acompañar emocionalmente al enfermo, de cómo debe cuidarse el cuidador, de elegir las terapias complementarias adecuadas…

¿Porqué las terapias complementarias? ¿En qué son útiles?

Las terapias complementarias no curan, pero pueden mejorar sustancialmente el confort del paciente. Eso si, hay que apostar por aquellas que tienen evidencia científica y para aquello en que la tienen. Es más, hay que adecuarlas a la situación concreta del paciente. En este campo están siendo de gran ayuda los equipos de profesionales de la salud que tratan a los pacientes desde una visión integrativa.

¿Qué te llevó a crear la Asociación y a escribir el libro “acompañar el cáncer”?

Mi sensación de desorientación cuando fui cuidadora. En la asociación recibimos un alto número de preguntas relativas a los cuidados físicos y psíquicos desde la cercanía y la cotidianidad. A cada uno de ellos le damos respuestas concretas. Y son preguntas que, además, muchas veces no llegan a la consulta médica. El libro las recoge en un sólo texto.

Y creo que es el primer libro en el mundo de la oncología donde la mirada parte del cuidador.

Efectivamente, acompañándolo en el proceso.

Miriam, en base a ello ¿podrías darnos algunos consejos básicos para las personas que en estos momentos están acompañando a enfermos de cáncer?

¡Por supuesto! El primero sería que el cuidador también debe cuidarse. Y para ello debe apoyarse y delegar parcialmente en otras personas que harán de cuidadores satélites: un amigo del enfermo que quiere visitarlo, un familiar que nos puede hacer unas gestiones…esto le dará una bocanada de aire, un poco de tiempo para sí mismo, pero eso sí, el tiempo hay que invertirlo lúdicamente, nada de “aprovechar para hacer más trabajo”.

Es decir, que el cáncer no invada todos los espacios ni todo el tiempo.

Exacto, hay cáncer, pero también hay vida. Y hay que buscar, aunque sean solo 10 minutos al día, la ocasión para hacer un poco de ejercicio físico, un simple paseo para estirar las piernas basta. Y también hay que reír. Eso nos da energía, nos carga el alma.

¿Y dónde encontramos una fuente de risas?

Internet por ejemplo. Buscad cortos de humor (los monólogos del club de la comedia) y no hay que olvidar algo fundamental: acompañar es estar al lado del otro con paciencia. No es tomar decisiones por el. Cada uno tiene su ritmo y su criterio. Por lo tanto, ofrecer, esperar y respetar.

El 4 de febrero es el día mundial del cáncer ¿crees que hay aspectos olvidados a reivindicar en este día?

Este día está muy centrado en los avances de tratamientos y está muy bien, pero nos olvidamos de otros aspectos sustanciales: hay que reivindicar la prevención, que es cómo vivir para no enfermar (y que muchas veces se confunde con diagnosticar prontamente). También se debería dar protagonismo a la calidad de vida del paciente, porque hay opciones para mejorarla y no aceptar implícita y mansamente un ¡qué le vamos a hacer! Y por último, reivindicar la figura del cuidador, porque la falta de reconocimiento y apoyo aceleran su desgaste.

En realidad, esto nos atañe a todos como potenciales acompañantes de enfermos con cáncer o de cualquier otro tipo de dolencia.

Por supuesto, y se puede aprender a acompañar.

Con la ayuda de una health coach como tú… Muchas gracias Miriam por la entrevista y por tu labor.

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